Violencia digital: las formas más comunes de acoso en Internet

  • Por:jobsplan

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10/2022

Repasamos cuáles son algunos de los tipos de violencia digital más comunes para concientizar a jóvenes y adultos de los riesgos que existen en Internet.

Como explicamos en este artículo sobre las principales amenazas que enfrentan niños y adolescentes en Internet, el ciberacoso o ciberbullying se da cuando una persona es víctima de algún tipo de violencia por parte un individuo o grupo. Estas agresiones pueden tomar distinta forma, pero todas tienen en común que, además de condicionar la forma de actuar de una víctima, pueden provocar daños que afecten tanto a la salud mental como la física. Para reconocer si un familiar o persona cercana puede ser víctima de ciberacoso, en este artículo repasamos algunas señales que pueden servir de alerta.

El ciberbullying es una problemática que afecta principalmente a niños y adolescentes debido a la cantidad de horas que pasan conectados y porque, que en general, a estas edades no terminan de tomar dimensión del alcance que puede tener las comunicaciones que se realizan a través una app de mensajería, red social o videojuego. Igualmente, esto no quiere decir que esta forma de violencia digital no afecta también a los adultos.

Según cifras publicadas por la fundación Cybersmile que promueve el Stop Cyberbulling Day, fecha que se celebra cada tercer viernes de junio, el 60% de los usuarios de Internet ha estado expuesto a alguna forma de ciberacoso.

Dicho esto, las diferentes formas o tipos de violencia digital que describimos en este artículo tienen que ver con los mecanismos más comúnmente utilizados por el acosador para afectar o hacer sentir mal a la víctima y sus consecuencias. Algunos tipos de acoso pueden parecer inocentes frente a la gravedad o alcance de ciertas conductas más violentas que se dan online, pero lo cierto es que nadie sabe cómo una acción, por más inocente que parezca, puede afectar a la otra persona.

Hostigamiento

Consiste en el envío reiterado de mensajes ofensivos de una persona o grupo hacia una víctima. Pueden ser desde insultos, el uso de apodos, generar rumores o enviar mensajes despectivos a través de redes sociales, aplicaciones de mensajería o correo electrónico. Pueden incluso llegar a crearse grupos de hostigadores que se coordinan para enviar varios mensajes a una misma víctima.

Muchas formas de ciberacoso caen en hostigamiento, como el envío de imágenes que buscan afectar la moral y autoestima de la víctima.

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Acecho o stalking

También conocido como acoso predatorio, stalking o cyberstalking, este tipo de acoso en Internet tiene que ver con un comportamiento obsesivo en el que una persona, desconocida o no, ya sea a través de redes sociales, mensajes o llamadas telefónicas, monitorea la actividad de una persona y busca llamar su atención de una manera que genera aprensión y/o miedo.

Difusión no consentida de imágenes íntimas

Violencia digital: las formas más comunes de acoso en Internet

El sexting o sexteo no es una forma de violencia, si no una práctica sexual que consiste en el envío de fotos o videos íntimos de manera consensuada. El problema es cuando se difunden esas imágenes sin consentimiento, ya sea de manera pública o a contactos cercanos de la víctima, para perjudicarla y avergonzarla. En algunos casos el acosador puede usar este contenido para extorsionar a la víctima, una práctica conocida como sextorsión.

Es importante agregar que esta difusión no consentida de las imágenes puede ocurrir después de haber realizado sexting, o luego de un encuentro sexual en el cual alguien toma fotos o graba un video de ese encuentro (con o sin conocimiento de la víctima) para luego distribuir las imágenes, o también puede ocurrir que las imágenes sean extraídas de un dispositivo perdido o robado.

Según algunos estudios, el sexting, y sobre todo el no consensuado, está asociado a una disminución en los niveles de bienestar emocional de los jóvenes, pudiendo generar dificultades sociales y personales que se podrían asociar con un decremento de las emociones positivas a lo largo del tiempo.

Fraping

Esté término en inglés se utiliza para describir a una forma de ciberacoso que se da cuanto un tercero logra acceder a las cuentas de las redes sociales de un usuario y publica, en nombre de la víctima, comentarios o mensajes agresivos y/o denigrantes para ciertas personas o grupos, afectando a la identidad digital y reputación del usuario al hacer pasar esos comentarios como opiniones reales.

Perfiles falsos

Consiste en hacerse pasar por otro utilizando imágenes y/o el nombre de un individuo para crear perfiles falsos para acosar, acechar u hostigar a una víctima. Lo que busca el acosador a través de los perfiles falsos es actuar desde el anonimato. Esto puede derivar también en el robo de datos personales o incluso en el robo de identidad.

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Exclusión y cancelación

La exclusión consiste en la intención deliberada de no permitir que una persona de un grupo social, ya sea laboral, escolar u otro, participe de dinámicas en la que sí participan otros miembros, como pueden ser grupos de WhatsApp, juegos online o cualquier otro tipo de actividad que realice en Internet. En el caso de los más chicos, la exclusión puede afectar el desarrollo de la autoestima.

La cancelación es otra forma de violencia digital similar y consiste en dejar de consumir o seguir a un usuario como represalia por tener una actitud cuestionable. Esta forma de violencia puede ser en respuesta a comentarios realizados por una figura pública o creador de contenidos y repercute negativamente en la percepción que otros pueden tener sobre ellos.

Filtración de información

Esta forma de violencia se da cuando se publica o comparte información personal y/o sensible de un individuo sin su consentimiento. Esta información puede ser de distinto tipo, como documentos, fotos, audios o videos privados, y afectar a la víctima de distintas maneras, ya sea su reputación o relación con terceros, así como emocional y psicológicamente.

Al igual que mencionamos con respecto a la difusión no consentida de imágenes íntimas y los riesgos de sextorsión, la filtración de información personal también puede derivar en casos de extorsión.

Grooming

Cuando hablamos de grooming hacemos referencia a la práctica en la cual un adulto contacta a un/una menor por Internet para ganar su confianza y amistad con la verdadera intención de abusar sexualmente de la víctima. Vale la pena aclarar que el abuso puede ser establecer una conversación de índole sexual con un menor, pedirle que envíe fotos, videos o realizar prácticas sexuales. Estas comunicaciones comienzan a través de redes sociales o de cualquier medio digital que permita la interacción entre dos o más personas.

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Existen otras formas de violencia que surgen de la combinación de las anteriores con algunos matices y que pueden variar según la tecnología, la forma en que se establece contacto, la relación entre el acosador y la víctima, etc. De cualquier manera, el objetivo de este artículo no es abarcar todas las formas posibles, sino mostrar el alcance y cómo la combinación de tecnología, anonimato, abuso de poder y violencia pueden dar lugar a conductas que dañen a otros.

Cómo actuar ante las distintas formas de violencia digital

Lo primero que hay que comprender es que por más que no lo hayan presenciado o sufrido, la violencia digital y el ciberacoso son problemáticas reales que existen cotidianamente y que afectan a cualquier persona independientemente de la edad, religión, orientación sexual o etnia. Muchas veces los niños o adolescentes víctimas de estas formas de violencia temen contar a sus padres lo que les ocurre. Por lo tanto, es muy importante que los adultos intenten generar ese espacio y transmitan confianza a los jóvenes para que se animen a contar en caso de sufrir alguna de estas situaciones.

Asimismo, es importante que los padres presten atención a ciertas señales que pueden indicar que sus hijos pueden estar siendo víctimas de alguna forma de ciberbullying, como no querer asistir a clase, cambios físicos repentinos, pérdida del interés por actividades que suele realizar, dejar de utilizar redes sociales, así como cierto nerviosismo fuera de lo común o contestaciones agresivas fuera de contexto.

Por otra parte, son muchos los beneficios que aporta Internet como para renunciar a su uso. Por lo tanto, la clave está en pensar dos veces qué información compartimos y con quién. Es importante tener presente que lo que llega a Internet difícilmente puede eliminarse por completo.

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Juan Manuel Harán

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